Portada > Temas Especiales > 60°Aniversario del Triunfo de la Guerra del Pueblo Chino contra la Invasión Japonesa
NOTA DE PRENSA
2005-08-26 00:00

El 2005 es el sexagésimo aniversario del término de la Segunda Guerra Mundial. Un día como hoy, hace 6 décadas, el 15 de agosto del año 1945, por edicto del entonces Emperador, el Japón declaró su rendición incondicional, lo cual marcó el triunfo de la guerra del pueblo chino contra la invasión japonesa, la que formaba parte de la Guerra Antifascista Mundial. China fue el primer país en participar en esa lucha, puesto que la guerra se había iniciado ya el 7 de julio de 1937 y la fecha podría remontarse incluso hasta el "Incidente del 18 de Septiembre" de 1931. El pueblo chino, con su perseverancia, logró bloquear a las dos terceras partes de las fuerzas terrestres japonesas en China, haciendo grandes contribuciones a la victoria de la Guerra Antifascista Mundial.

Al conmemorarse un nuevo aniversario de aquella fecha significativa, el pueblo chino nunca se olvidará de la trágica experiencia durante la ocupación japonesa. Basta con citar sólo algunos ejemplos. El 13 de diciembre de 1937, las tropas japonesas conquistaron a Nanjing, la entonces Capital de China, y desataron una masacre en la que 300 mil habitantes fueron muertos a tiros, quemados, enterrados vivos o asesinados a sangre fría en pocas semanas. En su invasión contra China, los japoneses usaban armas químicas a gran escala, cuya enorme cantidad fueron abandonadas en el territorio chino antes de entregarse, las cuales todavía constituyen una amenaza a la vida de los ciudadanos chinos y a la seguridad medioambiental de China. La famosa y misteriosa Unidad 731 del Ejército japonés de Kwantun estableció en el año 1939 una base secreta en la Ciudad de Harbin, Capital de la Provincia china de Heilongjiang, donde utilizó a la población china y a los prisioneros rusos, coreanos y británicos como cobayas para sus experimentos científicos. Unas 200 mil personas murieron o resultaron heridas a consecuencia de las torturas bacteriológicas. Además, miles de miles de mujeres chinas y de otras naciones asiáticas fueron obligadas a ser las llamadas "mujeres de consuelo" o "esclavas sexuales" para las tropas japonesas....

Sin embargo, por algún tipo de manipulación, desde el punto de vista geopolítico del hegemonismo, en el Tribunal Militar Internacional para el Lejano Oriente, estos crímenes de extremada crueldad no fueron debidamente castigados. Y a raíz de la Guerra Fría y la confrontación entre el Este y el Oeste en período de la postguerra, esta historia se desconoce en el Occidente.

Ciertamente, como algo lamentable, mientras la población de las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, atacadas por bombas atómicas de EE.UU. 60 años atrás, reza por la paz y la no repetición del error, en el mismo país aún hay gente que demanda abiertamente enmendar la "Constitución de Paz", se ha modificado abiertamente el libro de texto de historia, se rinde homenaje abiertamente al Santuario Yasukuni que honra a los criminales de guerra de la categoría A, e incluso, se vocifera la "inocencia" de estos criminales, intentando negar los veredictos del Tribunal Militar Internacional para el Lejano Oriente. Por la influyente derecha en la vida política del Japón, ese país no ha sabido hacer una liquidación a fondo de la historia y mantiene en muchos aspectos un conocimiento erróneo y confuso de la naturaleza de la Guerra. Tiende, entre otras cosas, a acentuar su carácter de víctima de la guerra y atenuar su carácter de autor de la guerra.

Hoy día, cuando todo el mundo celebra el triunfo de la Guerra y discute el futuro de las Naciones Unidas (ONU), producto de ella, tenemos la privilegiada oportunidad de repasar la historia y crear un porvenir. La profundidad del examen de conciencia de los pueblos de los diversos países decidirá si se puede evitar la repetición de la desgracia. Tomar los desastres como una riqueza ideológica es, tal vez, la mejor conmemoración de los mismos. El pueblo chino, víctima de esta guerra, con su inmenso sacrificio de 35 millones de muertos y heridos e incalculables pérdidas materiales, dejó una lección de vida y sangre, suficientemente elocuente para que la comunidad internacional reflexione y se mantenga consciente y alerta ante el riesgo de una posible amenaza que atente a la seguridad y el desarrollo de la Humanidad, la cual podría producirse como consecuencia de la ignorancia y el consentimiento tácito a las irresponsables, irracionales y ambiciosas pretensiones militaristas o de otras características.

                                                                                                                      Caracas, 15 de agosto de 2005

(más información en la página web http://ve.chineseembassy.org)

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