El Santuario Yasukuni es un símbolo del militarismo japonés. Honra a más de 2,5 millones de muertos en la guerra japonesa, incluyendo a 14 criminales de guerra de Clase A de la Segunda Guerra Mundial, quienes comenzaron y condujeron la guerra de agresión japonesa y cometieron los más horrendos crímenes contra la paz mundial y la humanidad. La mayoría de ellos también tomaron parte en la invasión contra China e infligieron atrocidades imperdonables al pueblo chino.

En reiteradas ocasiones, miembros del Gobierno y del Parlamento del Japón fueron a rendir homenaje a este relicario. Sobre todo, el Primer Ministro Junichiro Koizumi hizo repetidas visitas a las urnas, justificándolas como "expresión del remordimiento por la pasada guerra de agresión y de la determinación en contra de la guerra" y que son un asunto interno de Japón en el que los demás países no pueden interferir.

Sin embargo, es un hecho indiscutible que las visitas han herido el sentimiento de los pueblos asiáticos víctimas de las atrocidades de la agresión nipona antes de la II Guerra Mundial y durante ella. Estas acciones son graves provocaciones contra el pueblo asiático, que tanto sufrió el militarismo nipón. Al rendir tributo a estos criminales, el líder de Japón está negando indudablemente la historia militarista del país y exonerando su guerra de agresión.

China se opone firmemente a que dirigentes japoneses rindan homenaje al Santuario Yasukuni y lamenta por las declaraciones provocativas hechas continuamente por dirigentes japoneses en desafío a la voz justa de los pueblos víctimas.

Una correcta comprensión y tratamiento de esta historia y la adherencia al principio de "tomar la historia como espejo para mirar hacia el futuro" beneficiarán el desarrollo sano y estable de las relaciones de buena vecindad entre China y el Japón, ayudarán al Japón a ganar la confianza de sus vecinos asiáticos y de la comunidad internacional y corresponderán a los intereses de largo plazo del mismo pueblo japonés.